La heroína es un polvo blanco o marrón o una sustancia pegajosa negra.
Se puede mezclar con agua y se inyecta con una aguja. La heroína también puede
ser fumada o inhalada por la nariz. Todas estas formas de consumir heroína la
envían al cerebro muy rápido, lo que la hace muy adictiva.
Los principales problemas de salud de la heroína son los abortos
espontáneos, las infecciones cardíacas y las
muertes por
sobredosis. Las personas que se inyectan drogas también
corren el riesgo de contraer enfermedades infecciosas, como el VIH/SIDA
y la hepatitis.
El uso regular de la
heroína puede conducir a su tolerancia. Esto significa que los usuarios
necesitan más cantidad de la droga para tener el mismo efecto.
La heroína es una
droga muy adictiva, y mucha gente encuentra sumamente difícil dejar de
consumirla, incluso después de haberla consumido solo una o dos veces. Los
adictos a la heroína sienten un deseo incontrolable de ponerse la próxima dosis.
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